Cuando un perro llega a un nuevo hogar es habitual que surjan innumerables preguntas, especialmente si se es primerizo en estos menesteres.
Pero, ¿cuándo esos inconvenientes se convierten en un problema por el que es necesario recurrir a un adiestrador?
Para empezar, una distinción básica: no es lo mismo educar que adiestrar.
Una conducta no deseada es cuando el perro se comporta de una manera que no es aceptable por el propietario, pero que no implica sufrimiento, estrés y no compromete la salud del animal